jueves, 8 de abril de 2010

Nuestras palabras alimentan su espíritu

El espíritu de los niños es tierra fertil. Cualquier cosa que digamos prenderá y crecerá, formando parte de ellos para siempre. Hasta un comentario que puede ser formulado sin importancia puede llegar a trascender, y para muestra les platico como me di cuenta.
Mi pequeño Tdhito siempre ha sido un niño de poco comer, cuando nació estaba flaquito, luego se esponjó y a partir de que iniciamos sus tratamientos medicados para ayudarlo en la concentración mi hijo perdió el apetito, a veces se lo encuentra y come que da gusto, pero él puede hacer dos comidas al día y felíz de la vida. Es un chico sano y crece, es de baja estatura, eso sí. Pero no me preocupa demasiado pues sigue dejando la ropa y aunque es el más pequeño de su salón está dentro de los límites para un chico de su edad según el médico.
Bueno, pues un buen día a esta madre se le ocurrió decirle "gordito" a este niño de bajo peso. A mi me parecía un nombre cariñoso con el profundo conocimiento de que gordos no tiene ni los dedos de los pies. Sin embargo, escuchando que mi hermana así les dice a sus niños que tampoco tienen ni un gramo de gordos y que estos lo tomaban a broma, a mi me pareció que era un comentario sin importancia.
Sucede entonces la llegada del Wii, donde uno crea un pequeño personaje de acuerdo a tus características personales, facciones, peinado, estatura y peso. Muy extraño me pareció cuando vi la personificación de TDhito en el Wii, el mas bajo y el mas gordo, el rostro era inconfundiblemente el suyo; ¿así es como se ve a si mismo? le pregunté, él dijo: Sí.
Como puede ser que él se vea así, no hay espejos en casa que nos muestren de cuerpo entero, ¿de que manera podría él concebirse a si mismo si no era a través de lo que los demás decimos de él?, con 8 años tu concepción del mundo y de tí mismo aún depende de lo que los demás te dicen.
Entonces me dí cuenta de cuanto podía una expresión mía influir en su concepción de si mismo, si lo llamara tonto él se consideraría así, si yo le dijera que nadie es tan guapo como él seguramente en un tiempo tendría a un chico insoportablemente engreido entre manos. ¡Cielos, tengo un gran poder!
Y como dijo el Tío Ben: "Un gran poder implica una gran responsabilidad". Debo ser muy sabia sobre las palabras que uso, puedo construir o destruir mucho, lo que es más valioso en el mundo para mí, la autoestima de mis hijos. Su Espíritu.

Sed cautos, vuestras palabras dejan huellas en las almas, huellas que no pueden ser borradas.