miércoles, 24 de marzo de 2010

El sindrome Caperucita Roja

¿Presenta tu hijo el Síndrome de Caperucita Roja?
Mi muy normal hijo Dieciañero presenta continuamente sintomas de dicho síndrome.
Escena primera: la madre le hace un encargo o le da una instrucción a Dieciañero.
Escena segunda: éste emprende la acción (no sin antes haber jugado con el perro, o contado algún chiste o revisado el refrigerador como si no fuera a resultar que le pudiera dar hambre en el transcurso de la acción).
Escena tercera: nuestro protagonista resulta asaltado por algún "lobo" o tal vez "un campo lleno de flores", que seguramente distraeran su atención y por lo cuál esta historia no podra tener un final feliz.
Pero no crean que la falta de un final feliz es por la llegada de un infeliz lobo, no, el punto es que Dieciañero nunca llegó a cumplir el encargo o a completar la instrucción encomendada debido a esas multiples distracciones que encontró en su camino.
Seguramente para cuando por fin cumplio el encargo a mi ya me comió el lobo (de la neurastenia y la desesperación, claro). Y es que desde el perro, la TV, el nintendo, las inoportunas ganas de ir al baño, o cualquier cosa que alguien mas esté haciendo se vuelve repentinamente mas importante que aquello que esta ingenua madre encomendo a su hijo.
He comenzado a sospechar que me hace padecer el sindrome de Caperucita Roja y digo "me hace padecer" por que quien padece este "sindrome" soy yo, ya que él mas bien parece disfrutarlo.
Solo por aclarar, Dieciañero no es su hermano Tdahito (por aquello del TDAH), así que no puede usarlo como excusa. Seguramente es cosa de la edad. La pregunta es: ¿Por cuanto tiempo deberé ejercitar mi paciencia y deberé continuar orando para no tranformarme en Herodes?